Cuando yo era pequeño, mi abuela solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando.

 

Yo observaba el trabajo de mi abuela desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que desde mi punto de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso.
 

Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía: "Ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición" .
 

Me preguntaba porqué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y porqué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Unos minutos más tarde escuchaba la voz de mi abuela diciéndome: "Ven y siéntate en mi regazo."
 

Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso.
 

Entonces mi abuela me decía: "Oye, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, sólo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo."
 

Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho:
 

"Padre, ¿qué estás haciendo?

El responde: "Estoy bordando tu vida."

Entonces yo le replico: "Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, ¿porqué no son más brillantes?"
 

El Padre parecía decirme: "Mi niño, ocúpate de tu trabajo, mientras Yo haré el mío y un día te traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces entenderás..."

 

¡Dios les bendiga!

Amén